¡Qué cerca y qué lejos!
¡Qué cerca y qué lejos! Cercano habitante y al tiempo paisaje de los túmulos de mi sueño. ¡Qué cerca tu cuerpo! Me arranca vibrando de la tumba de otro cuerpo. Allí, a veces te hallas en medio del sueño, sin rostro, ni voz desnudo, quimérico. Tu sola ternura deshace mis nudos incendia mi sueño. En el telón onírico y negro, de las horas dormidas resplandeces y quemas tus labios, tus manos dispuestas tan cerca las siento. Y yo que emerjo despierta del sueño, y vuelvo mi vientre agitado a tu vientre certero pero es otro vientre trigueño y de hielo. […]