¿Es eso la soledad?

(Diario de un confinamiento) No me importa ser cautiva, pero quisiera ser cautiva en una bahía extrovertida y abierta al mar; o entre sauces llorones que con el ímpetu de los que  abrazan te contienen y te despegan de la tierra;  o en un jardín tranquilo y dorado donde prosperaran las margaritas y las flores de un solo día se abrieran tan lentamente que el movimiento de sus pétalos desperezándose adquirieran la permanencia de los ciclos eternos de la luna. Quisiera ser una cautiva de viento, de polen, pero solo estoy cautiva de mí. A lo lejos siempre los azules […]

Las puertas tapiadas; las ventanas abiertas.

(Diario de un confinamiento) La generosidad ha tapiado la puerta de mi casa, la puerta de mi vecino, las puertas de mi calle, las puertas de mi ciudad. Las ventanas sin embargo están abiertas. Por ellas se cuela el tamborileo de la lluvia, los pájaros están empeñados en cantar más alto y los gorriones sobrevuelan el miedo para que ni un solo niño olvide que el verano volverá. Las ventanas están abiertas, la gente tiende los sueños al aire, extienden los brazos hacia arriba y cantan y a veces bailan y el runrún de esa alegría se dilata como una […]

El hurto de la primavera

(Diario de un confinamiento) Hoy las vidas no transcurren en el suelo, están izadas en los tejados sobre el claroscuro de la tarde nublada de marzo. El cielo está sitiando el sol, lo oculta y nos roba la primavera. Sobre el ventanal, las gotas resbalan de una en una con la delicada elegancia de una floración temprana, flores de cuarzo y diamante, que intentan con pertinaz voluntad sustituir al cerezo.

Diario de un confinamiento. La casa

El centro de mi pequeña casa es una gran ventana bendecida por el oeste. El techo de mi casa en invierno reverbera de palomas, en primavera reverbera de vencejos. Sobre el suelo, en las noches de luna llena, la luz dibuja la ventana, y en esa hora precisa el silencio y la noche se abrazan y mi casa late, late en paz. En mi pequeña casa la luz entra por las cuatro esquinas y el sol se cuela rebelde y en los días insolentes no da tregua. Adora tumbarse sobre el sofá y envuelve el aire en un resplandor de […]

Yo pido remontar sobre las nubes

Cómo será tocarte a mi costado Juan Gelman (Soneto blanco aéreo-asonantado) Yo pido remontar sobre las nubes,intrépida, crecer en ligereza.En medio de la bruma atarme al airedespegando las piernas de la greda. ¿Cómo será el peso de tu vuelode sauce cristalino y encelado?Y arriba en el señuelo de tu piel,¿cómo será sentir tus leves brazos? Yo pido remontar sobre las nubes.Los brazos como alas, desnudadas;hermana, al fin, de sabias golondrinas. ¿Cómo será rendirnos sobre el nimbo?Tu cuerpo embarcadero algodonosodel sexo de la alondra con la brisa. (Enero del 2020) Nota: La maravillosa ilustración que encabeza este texto es de Lorena […]

EN CUERPO Y ALMA

Te propongo que te arrojes
de mis yemas al vacío.
Acordonar nuestros labios
en lo incierto del idilio-.

Mi corazón de estanque

(Explorando el romance) En mi corazón de estanquedonde guardo las palabras,reverdecen los nenúfaresy el aire mece las cañas En el fondo de mi estanquedonde siempre es madrugada,doy cobijo a la quimeraque florece en las palabras. Y en el centro de ese estanque,sobre el agua una cascada,mi corazón desprendidoen jirones de palabras

MANIFIESTO DE LA PALABRA DIGNA.

Aquí dentro de nuestras ciudadelas de confort, algunas angostas como la carrocería de un coche. Fuera de las murallas, el mundo y el deshielo. Dejadlo bajo tierra, que lo pisen nuestros pies. Salid al aire con la dignidad intacta en el regazo. Navegar por las aguas de la conciencia es una travesía incierta, pero la recompensa es la vida. La palabra digna traza nuestro camino. Echaremos a andar, pero no regresaremos: 1. La poesía será resina, contendrá en un solo adjetivo el ámbar de un mundo náufrago.2. La poesía será el éxodo -el descarbonizado, el invisible, el abisal- a las […]

El poeta

Entre los hombres, uno busca, tiene en la mirada el trazo del pincel, los dedos de un orfebre que repuja el infinito. Y cada tarde, furibundo y resuelto, explora, con las alas trucadas, la fuente inagotable de la duda: “¿Dónde te escondes abril? ¿Encontraré en este pétalo embalsamado, las ruinas de aquellas primaveras? ¿En qué minuto se posaba el reloj cuando el mar -ácido y colmado de carbono- nos arrancó la playa?” Amanecer retratado por Ferran Reig

Es el poema

Es el poema, en los cantos cincelados de cada significante donde habita, reincidente, la fragilidad que escondo. Soy endeble en las palabras y puedes seguirme el rastro en la dimensión del verbo en la sombra que proyecta el sustantivo. Es el poema, el santuario al que voy y del que vuelvo. Donde visto de océano el vértigo doloroso. Reflexión ingobernable, que desahucian estos dedos, se alimenta lentamente de un regato de tristeza y soledad amordazada. Es el poema donde brilla mi cristal -limpio espejo que devuelve el precipio- y a veces también irradia entre unos brazos.