La funambulista emplumada

Ahora que mi balcón es un sanatorio pajaril, mi jazmín y yo podemos afirmarlo: todos los seres vivos tienen propósitos. Mi huésped paloma con sus cerebro casi reptiliano se empeña en auparse a un sitio que le preparo en alto y como las alitas le fallan, la terca de ella da su primeros aleteos de convaleciente y salta y no para hasta que lo consigue, a veces con más y otras con menos éxito. Pero si no lo consigue, ella persevera y entonces lo intenta trepando por las ramas de mi jazmín haciendo equilibrismos de funambulista conseguidora y emplumada. Y […]

Desideratum

Voy a soplar suavemente sobre las dunas de ese desierto sin caminos que nos separa. Abrirlo así, con decisión, y atravesarlo, valiente, como una avecilla que lucha contra la estación inclemente de la vergüenza y los reparos. Y en el centro de la estepa invocar en nombre del cariño, un clavel o una rosa o mi mano o una palabra o mi mirada: algo, que condense en un pequeño gesto, todos los abrazos de este mundo.O puedo intentar lanzar una paloma mensajera al aire para que se marchara del palomar de los afectos con sus alas cargadas de emoción y […]

Silente

Hubo un tiempo espléndido en el que escuchaba el dulce murmullo de las flores. Escuchaba como sacudían sus pétalos, el rumor de los pistilos y la sonata de los tallos estirándose al sol de la mañana. Se desplegaba la vida y entre la música de la acequia borboteante y juguetona, entre el aullido del viento y el limpio batir de las alas del cernícalo en el cielo, descalza y atenta, también te escuchaba. Era un tiempo espléndido y casi obsceno, de días acompasados por el dulce crepitar del petirrojo, la coral hilarante de las urracas, el jaleo en contrapunto de […]

La patria de mis tobillos

(Diario de un confinamiento) Durante cuarenta y nueve días la patria de mis tobillos ha sido el cielo,  una bóveda amplia adornada en destellos alados del color del estaño, una bóveda púrpura de tardes aupadas en aplausos ajenos a los estorninos que a esa hora exacta sacuden sus alas ofreciendo sus cuerpos al dios de las sombras. En estos días, de mis talones se descuelgan mis sueños y algunas mañanas, recién levantados, encaramados en la flecha violenta del relámpago vagan rebeldes, locos, tristes, pero libres. Ellos arriba y libres; yo abajo y encadenada a mi aliento. ¿Quién puede atarme los […]

Poética de un confinamiento aéreo

Todo lo que es bueno es ligero. No es la poesía, sino el instinto de levedad hecho flor. La voluntad de estirar el lenguaje hacia arriba, hacia el torreón de los espíritus y elevarlo. Así pues, soy poeta de las alturas y me debato entre las corrientes de viento y las praderas de flores, entre el jazmín y el vencejo. Poeta encaramada en un pétalo al borde del abismo, poeta de la emoción peregrina que se enreda en primavera. Yo, poeta de campanario, no reconozco la poesía que subterránea nace en los pasillos del metro, o polvorienta y baldía sobre […]

Cuando las golondrinas transcurren.

(Diario de un confinamiento) El sol, en un arrebato de valentía, ha cuarteado las nubes y con sus ópalos de fuego las ha apartado para iluminar la mañana y calentarla. En ese momento, cuando el cielo rivalizaba en azul con los tejados de mi iglesia, en ese momento, han transcurrido dos pequeñas golondrinas. Sus vientres de azucena volandera relumbraban y las expertas nadadoras surcaban el aire como si de un estanque de vuelos y regocijo se tratase. Iban con la premura entre las alas y la vida entre los trinos. Y ahí, en ese momento, las ventanas han sacudido el […]

¿Es eso la soledad?

(Diario de un confinamiento) No me importa ser cautiva, pero quisiera ser cautiva en una bahía extrovertida y abierta al mar; o entre sauces llorones que con el ímpetu de los que  abrazan te contienen y te despegan de la tierra;  o en un jardín tranquilo y dorado donde prosperaran las margaritas y las flores de un solo día se abrieran tan lentamente que el movimiento de sus pétalos desperezándose adquirieran la permanencia de los ciclos eternos de la luna. Quisiera ser una cautiva de viento, de polen, pero solo estoy cautiva de mí. A lo lejos siempre los azules […]

Las puertas tapiadas; las ventanas abiertas.

(Diario de un confinamiento) La generosidad ha tapiado la puerta de mi casa, la puerta de mi vecino, las puertas de mi calle, las puertas de mi ciudad. Las ventanas sin embargo están abiertas. Por ellas se cuela el tamborileo de la lluvia, los pájaros están empeñados en cantar más alto y los gorriones sobrevuelan el miedo para que ni un solo niño olvide que el verano volverá. Las ventanas están abiertas, la gente tiende los sueños al aire, extienden los brazos hacia arriba y cantan y a veces bailan y el runrún de esa alegría se dilata como una […]

El hurto de la primavera

(Diario de un confinamiento) Hoy las vidas no transcurren en el suelo, están izadas en los tejados sobre el claroscuro de la tarde nublada de marzo. El cielo está sitiando el sol, lo oculta y nos roba la primavera. Sobre el ventanal, las gotas resbalan de una en una con la delicada elegancia de una floración temprana, flores de cuarzo y diamante, que intentan con pertinaz voluntad sustituir al cerezo.

Diario de un confinamiento. La casa

El centro de mi pequeña casa es una gran ventana bendecida por el oeste. El techo de mi casa en invierno reverbera de palomas, en primavera reverbera de vencejos. Sobre el suelo, en las noches de luna llena, la luz dibuja la ventana, y en esa hora precisa el silencio y la noche se abrazan y mi casa late, late en paz. En mi pequeña casa la luz entra por las cuatro esquinas y el sol se cuela rebelde y en los días insolentes no da tregua. Adora tumbarse sobre el sofá y envuelve el aire en un resplandor de […]