El lago de mis sueños.
Todos los Julios cuando se acercaba el verano, soñaba que nadaba. Mi sueño era azul y tranquilo. Nadaba en un lago extenso y puro, probablemente el lago de mi infancia. No había viento, ni olas, sólo las ondas que mis brazos dibujaban en el agua. Aquel lago era plural y gigante, de fondos insondables. Pero en el centro, de entre las aguas, crecía un roble perfecto que rompía el azul al proyectar su sombra. Aquel árbol, no me preguntéis por qué, estaba acordonado y yo nadaba hacía la cuerda buscando el cobijo de sus ramas. Siempre los soñaba en Julio, […]