Notas de mi diario. Febrero.
Ya estamos en febrero. Casi un año de aquel lobo feroz que abrió mi puerta y me miró. Y, desde el fondo de sus iris verdes, me dijo con descaro que quería devorarme, pero se quedó en las mantillas, en lobito patoso y desgalichado. Y mira que yo me aderecé con sal y con pimienta y un toque de durazno. Sin embargo, de nada sirvieron mis talentos de embaucadora, ni mis dotes de amante, ni mis cuentos ardientes. Se fue agotando el año y al final el pobrecito Eros que desempolvé del baúl de Sheherazade se fue por el retrete […]