Llevar alforjas es un acto decrecentista. Y hacerlas un ritual metódico donde cada pequeña cosa tiene su espacio. Donde todo es importante y nada es superfluo. Cuando viajas en bici el peso te ancla a la tierra; viajar ligero, sin embargo, te ofrece libertad.
El mero acto de planear tus alforjas esconde en sí, todos los valores de esa sociedad decrecentista. Llevar alforjas, viajar en bici, es un paso más, un ladrillo más en la construcción de ese mundo sencillo, lento y amigable que necesitamos.