Silente
Hubo un tiempo espléndido en el que escuchaba el dulce murmullo de las flores. Escuchaba como sacudían sus pétalos, el rumor de los pistilos y la sonata de los tallos estirándose al sol de la mañana. Se desplegaba la vida y entre la música de la acequia borboteante y juguetona, entre el aullido del viento y el limpio batir de las alas del cernícalo en el cielo, descalza y atenta, también te escuchaba. Era un tiempo espléndido y casi obsceno, de días acompasados por el dulce crepitar del petirrojo, la coral hilarante de las urracas, el jaleo en contrapunto de […]