Vengo a visitar la primavera
brota tan díscola mi voluntad
que ya no la retienen
ni las suaves paredes de la crisálida
ni los pétalos replegados de puro triste.
Ha de salir y al fin resurgir
entre espasmos de dicha y desdicha
entre sueños quebrados y por venir.
Ha de salir y florecer.
Vengo a visitar la primavera
me espera con las flores del manzano a punto
y el primerizo azahar ondeando.
Me perdí la cosecha de las almendras
y no recogí las aceitunas.
Pero de nuevo estoy aquí
enfrentada a las paredes rocosas
a la sombra de tu torre.
Vengo del invierno agonizante
a visitar la primavera
y anido mi corazón a la hora de la siesta.
Vengo del blanco al púrpura
del gris al rosa,
de cuarto cerrado al alma abierta
Vengo a visitar la primavera
que me espera sureña y soleada
en la fuente alegre
dónde escribo este poema.
Me abarca, me inunda
me adorna, me engalana
esta primavera hecha de retazos
de otras primaveras
que trae desde el invierno
el bello sueño de una noche de verano.
18 de Marzo de 2018