Los días y los meses
son los viajeros veraces del tiempo.
Nosotros pretenciosos deambulamos
exhibiendo el presente
con los pies en la hojarasca.
Y condenados al camino, mentíamos,
ni inmortales, ni peregrinos,
robábamos a las bielas y al reloj
el soplo perpetuo de cada senda.
El soplo perpetuo
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