La verdad no es un punto de partida sino de llegada
Últimamente por aquello de las confluencias en un escaso espacio de tiempo me he tropezado con el mismo debate en distintos contextos. Con respecto a diversos aspectos de los acuciantes problemas socioecológicos que nos ocupan, el debate de fondo venía a ser que lo que tenemos que hacer es simplificar nuestro mensaje para que llegue a más gente. Y, casualmente, por esas mismas confluencias pertinaces que se empeñan en llevarte al mismo sitio como una corriente destinada siempre al mismo delta, al indagar sobre las redes sociales para documentarme sobre el tema encontré un expresivo librito de Jaron Lainer que se llama “Diez razones para borrar tus redes sociales de inmediato”. En él el autor hace esta afirmación:
“¿qué pasaría si el hecho de escuchar una voz interior o dejarse llevar por una pasión, por la ética o la belleza, permitiese hacer un trabajo más importante a largo plazo aunque en ese momento fuera menos beneficioso? ¿Y si conectar a un nivel profundo con un grupo reducido de personas fuese más importante que llegar a todo el mundo de la manera más superficial?”
No puedo estar más de acuerdo. Y una muestra de ello son los problemas de translimitación ecológica a los que nos enfrentamos, tan complejos que es muy difícil abordarlos con rigor ajustándote a las reglas del juego que marcan las redes sociales. Lo ilustraré con un ejemplo: Reiteradamente y en base a la mejor ciencia disponible, desde distintos círculos ecologistas y también científicos se ha clamado que las renovables no solo están sujetas a límites técnicos y físicos, sino que además están subsidiadas por los combustibles fósiles. Es una afirmación clara y rotunda, pero cuando se descontextualiza suele suceder -quién sabe si por malevolencia, confusión o falta de lectura atenta- que el que esto argumenta se coloque automáticamente como defensor de los combustibles fósiles y del status quo, invisibilizando el punto de partida (el decrecimiento) y el trasfondo profundamente anticapitalista -anti crecimiento- que tiene la afirmación.
No es raro que suceda, algunas cosas no se pueden explicar en 140 caracteres, algunos temas requieren de unos conocimientos base para poder comprenderlos o por lo menos para poder atisbar la importancia de su comprensión. Nos hace falta que el mensaje de translimitación ecológica del sistema capitalista llegue a mucha gente, es cierto. Pero un formato tiranizado por las leyes de lo rápido, lo simple, lo que no lleve más de 2 minutos de atención no solo no es óptimo además forma parte del problema puesto que es un verdadero obstáculo en la construcción del pensamiento complejo y en la construcción del diálogo público provechoso. Ya lo decía Luis García Montero en esta maravillosa conferencia sobre el compromiso con la poesía. El poeta reflexionaba que la poesía es un ejercicio de conocimiento, que nos enseña que la verdad no es punto de partida sino un punto de llegada y que si se empobrece el lenguaje se empobrece nuestra capacidad de interpretar la realidad, que no es lo mismo decir por ahí vuela un pájaro que decir que vuela un halcón.
A veces puede ser contraproducente sintetizar, contraer, agilizar el mensaje para abordar cuestiones tan complejas como el cambio climático, la Sexta Gran Extinción de las especies o la crisis energética. Para que el debate sea pausado, para que vayamos calando y obteniendo la comprensión profunda de las terribles implicaciones que tiene, para que no nos agarremos a pensamientos mágicos de distintos pelajes, lo que necesitamos es mucha divulgación, aterrizar el idioma científico y hacerlo comprensible y didáctico. Lo contrario a hacer divulgación es empobrecer el lenguaje y por lo tanto la capacidad de percibir un mundo humano cuyos entresijos son cada vez más complejos y que choca frontalmente con las leyes que rigen la vida en la Biosfera.
Así escribo
Hubo una corta temporada de mi vida en la que invertí más de dos mil horas en formarme en las competencias digitales que se necesitan para manejar las redes sociales. Una de las utilidades que aprendí fue el SEO o Search Engine Optimization -en nuestra lengua, optimización para los motores de búsqueda- Pero ese conjunto de estrategias y técnicas para que los buscadores te coloquen en buena posición, sobre todo las que hacen referencia al lenguaje utilizado, me parecieron tan pobres y que constreñían tanto no solo la forma sino el contenido de mi pensamiento que nunca llegué a usarlas. Puestos a constricciones prefiero infinitamente la música de un endecasílabo.
Y así escribo: rollos largos, como me han dicho en alguna ocasión, construidos con frases gramaticalmente complejas; un intencionado uso del símil y la metáfora; y, por supuesto, el infinito recurso de múltiples, ricas y diversas voces de la literatura y de las humanidades.
No solo es una declaración de intenciones estética, es una búsqueda del conocimiento. Leo mucho, profundizo en algunas cuestiones (en todas no es posible). Intento encontrar en los rudimentos de nuestra lengua las claves que me permitan explicar lo que he aprendido y ese es un esfuerzo que se retroalimenta. Es un viaje de exploración que colma mis expectativas vitales y que me gusta creer que ayuda a los demás.
Así que es eso lo que resume parte del espíritu -y el propósito- de este blog y de su autora. Escribir y escribir con ciencia -y con conciencia- sobre muchas de las amenazas existenciales que nos atenazan, y encontrar una manera de hacerlo que invite a la reflexión y que convoque a la emoción. Escribo mucho y largo, escribo con cada uno de mis huesos y espero que ese esfuerzo cuando menos ayude a unos pocos a iluminar a otros, del mismo modo que otros me iluminan a mí.
2 comentarios en «Notas de mi diario. Te van a escribir mis huesos»
Amiga pedaleadora de palabras, espero que nunca pierdas tus ánimos y capacidad de trabajo y sigas siendo capaz de poner por escrito lo que muchos pensamos. Un abrazo desde la taifa murciana de vox pero en la que pese al gobierno..cada vez se ven más bicis en la city!
¡Luis! Felicísimo año y muchas gracias por tu aprecio. Espero que estés muy bien. Otro abrazo grande de vuelta a la taifa murciana y ¡Viva la bici!