La ética de la distracción
Baumann, en Modernidad Líquida lo expresa de esta forma: “llevar a la esfera privada problemas que son públicos”. En Moderar Extremistán, Riechmann define como “ética de la distracción o del encubrimiento” aquellos mecanismos mediante los cuales los asuntos colectivos se presentan como problemas individuales. Tomando otras palabras del propio Riechman: ” En ética ecológica, la gran cuestión moral no es “qué hago frente al contenedor de reciclaje”, sino “qué hago frente a la sede bancaria”
Y eso es lo que se esconde detrás de una de las máximas de moda sobre el gran poder que tiene el consumidor para cambiar el sistema tan sólo con sus elecciones de compra. Lo cierto es que nuestras vidas están gobernadas por estructuras que, como si de un cuello de botella se tratase, condicionan nuestras elecciones de forma casi determinista. Atomizados, como individuos aislados, como consumidores o usuarios, sin organizaciones de base, tenemos poco margen de actuación y mucho menos capacidad de influir decisivamente en la vida política. Con frecuencia se olvida cuando se alude a nuestro supuesto poder como consumidores que estamos muy, muy lejos de ser grupos homogéneos con inquietudes comunes, se olvida que ni todos tenemos la misma capacidad ni recursos intelectuales y personales para llegar a las mismas conclusiones y que las más de las veces el sistema se mueve por complejos intereses creados que condicionan incluso la normativa que se aprueba. Y finalmente, se olvida, que este sistema económico tiene la virtud de pervertir cualquier corriente de cambio y convertirla en tendencia, en moda y en nicho de negocio.
Lo cierto es que este sistema invade lo público con los intereses privados y devuelve los problemas a la esfera personal e individual. Dinamita los vínculos comunitarios, la participación ciudadana, y sobre todo el pensamiento crítico que cuestione el orden de las cosas. Por eso, nos cuentan, los problemas no son consecuencia de las estructuras en las que está asentada la sociedad, son consecuencia de nuestros comportamientos como individuos incívicos, maleducados y poco empáticos. Y nada o poco se habla, del motor del sistema capitalista que es la producción de mercancías y servicios. Producción, por cierto, fuertemente regulada para favorecer los intereses de unos pocos.
¿Mejor por la calzada?
Idéntica lógica se sigue para analizar un problema que comienza a atisbarse en nuestras ciudades. Existe una fuerte pulsión que empuja cada vez a más personas a utilizar las bicicletas como medio de transporte urbano. Pequeños cambios estructurales, como un servicio de bicicletas de alquiler o algún nuevo carril bici que cruce una avenida hostil y te lleve a la otra parte de la ciudad, obran milagros. De repente las bicis se multiplican y las ciudades se ven invadidas no tanto en números absolutos, pero si en porcentajes relativos. A pesar de todo, la urbe sigue siendo desagradable y agresiva para todo aquello que no sea el tráfico motorizado y a menudo muchas de esas bicicletas acaban haciendo parte de esos trayectos por las aceras. También es muy común observar como estos ciclistas urbanos se saltan semáforos y, por ejemplo, toman algunas calles a contramano. El diagnóstico de este problema, acertar las razones por las cuales las bicicletas se suben a las aceras y no aceptar el discurso de los medios, es esencial para no menoscabar y abortar el avance de un vehículo que sin ninguna duda se presenta como una de las mejores, más sostenibles y más amables opciones de transporte unipersonal urbano
De un tiempo a esta parte desde la prensa y desde distintos foros mediáticos se insiste reiteradamente: las bicicletas son incívicas e invaden el espacio del peatón. Dicen que los peatones ya no están a salvo ni en el exiguo espacio que les deja el tráfico motorizado y de alguna manera es cierto. Pero habrá que hacerse algunas preguntas más: ¿Qué espacio tienen las bicicletas? ¿Podemos exigir a los ciclistas que opongan su cuerpo frente a un tráfico asesino y tóxico en el que se juegan no solo el tipo sino también la integridad de sus pulmones? Recordemos que un ciclista es una persona subida a un vehículo que no pesa más de 15 o 20 kilos a lo sumo, que se mueve con la fuerza de sus piernas, que además es susceptible de acabar con suma facilidad en el punto muerto de los retrovisores y que además detrás de un tubo de escape inhala a pulmón abierto y directo todos esos gases venenosos que pesan sobre nuestras vidas como una losa invisible. Es un error concluir que, si eres ciclista y no quieres asumir esos riesgos, tienes que dejar la bicicleta en casa antes de subirte a una acera. Tendríamos que ser conscientes que cada bicicleta es un oasis de aire fresco y limpio que hace de nuestras ciudades lugares más saludables y amables.
No, no es un problema de civismo ni del comportamiento de algunos individuos, tampoco es un problema de convivencia 1. Es un problema cultural y sobre todo estructural y de ordenación del territorio debido a un perverso crecimiento de las ciudades que obliga a sus habitantes a depender del coche. No se puede censurar a los ciclistas miedosos sin censurar ni poner el foco en ese tráfico asesino que nos atropella y nos envenena lentamente. No se puede porque es errar el diagnóstico y no abordar el verdadero problema sistémico que asola nuestras ciudades y nuestra civilización.
De nuevo habrá que recordar que un 99% de los atropellos están causados por los vehículos a motor2, que la contaminación ambiental que expelen los tubos de escape es un verdadero -e invisibilizado- problema de salud pública, que el asfalto que cubre cada rincón de nuestras ciudades para que los coches puedan circular va en detrimento de los acuíferos y hace de nuestras ciudades lugares insalubres que se calientan tanto que obligan a gastar aún más energía en mantenerlas frescas, que el espacio público que debería dedicarse a la vida de los seres vivos que poblamos las ciudades está invadido por los coches y que además el CO2 de los motores es parte y causa del cambio climático en el que estamos inmersos. Y hay, además, una última razón desterrada del debate público: el Peak Oil. Las bases de nuestra sociedad, en especial el modelo de transporte, están asentadas en la quema de hidrocarburos y estos están sujetos a un pico de extracción que ya hemos traspasado hace algún tiempo. Estamos, de hecho, recorriendo lenta e inexorablemente la senda del descenso energético. Y esto nos convierte en una sociedad muy frágil y vulnerable. Nuestro estilo de vida, nuestro modelo agroalimentario, nuestra forma de producir y trasladar alimentos, está seriamente comprometida.
El emperador está desnudo
Cuando paseas por una gran ciudad en medio de una sutil nube de hollín, en medio del rugido atronador de miles de coches. Cuando para cruzar una avenida tienes que caminar cincuenta metros más buscando el semáforo o el paso de peatón que te permita cruzar la calzada sin arriesgar tu pellejo. Percibes abrumadoramente el monstruo grande y amenazador que es el tráfico motorizado. Pero aun así, aunque el emperador está desnudo, gran parte de la sociedad lo ve vestido. Normaliza la polución, los atropellos, el cambio climático como algo inevitable en aras de un modelo de movilidad no sólo caduco sino también agonizante. Y sin embargo las pequeñas bicicletas que se suben a las aceras son vistas como un problema en si mismo, cuando sólo son una manifestación del problema mayor que suponen miles y miles de coches tomando las ciudades por asalto.
Por eso, porque el emperador está desnudo, aunque no queramos verlo, no podemos pedir que las bicicletas se bajen de las aceras sin pedir que se pacifique y restrinja el tráfico, sin pedir que se creen más infraestructuras ciclistas, sin pedir que se fomente el transporte público en especial el ferrocarril. Nuestro problema no son las bicicletas impertinentes en las aceras, nuestro problema es un modelo de transporte que nos está asesinando lentamente, un modelo dependiente de una fuente de energía escasa y que ya no va a ser posible, un modelo que está contribuyendo a estropear el termostato del planeta. Es tiempo de exclamar en voz alta que el emperador está desnudo, que tiene los pies de barro y ponerse a trabajar para amortiguar las consecuencias de su desplome 3.
- Es pertinente hablar, en este caso, de la arquitectura de las decisiones: “En una sociedad bien ordenada, actuar bien debe resultar fácil, y obrar mal acarrear costes. El propio contexto de la acción debe llevarnos a hacer las cosas bien, y disuadirnos de hacerlas mal” ↩
- Aquí os enlazo el informe provisional de accidentalidad de 2018 del ministerio de Interior: http://revista.dgt.es/es/noticias/nacional/2019/01ENERO/0103-Presentacion-balance-accidentes-2018.shtml?fbclid=IwAR0UsC8ztB_wuOvQc8unbNpmVH2w1N82R3OgHi19SX_vxElMXY_3Lg2BjIQ#.XDmaPtJKjct ↩
- El mismo tema pero desarrollando otros de los aspectos que aquí sólo esbozo y utilizando otro tipo de metáforas, está tratado en este otro artículo del que estoy muy orgullosa: /contracultura-muevete-en-bici/ ↩
9 comentarios en «El emperador está desnudo»
De nuevo en clavo. Gracias por ayudar a destruir los mitos del sistema
Viniendo de ti Ricardo es un agradecimiento que valoro muchísimo. Efectivamente es mi intención deconstruir el discurso oficial tan presente en la prensa y las redes de que hay un problema de civismo y de mal comportamiento cuando las bicicletas se suben a las aceras. Lo peor es que muchos ciclistas entran a trapo y refuerzan el mensaje. Creo firmemente que decir que la bicicleta es un vehículo más es una falacia.
Hola Vagamunda, nos han compartido tu blog a través de Pedalibre. Es un placer leer esta crítica tan exacta de la situación que vivimos los ciclistas en Madrid: no sólo expones con claridad el porqué del uso de las aceras (en muchas ocasiones, el único medio de escape al tráfico infernal al que nos obligan a enfrentarnos), sino que tratas otro tema muy interesante que es la normalización del monstruo del tráfico y la contaminación. Vivimos en tiempos de cambio, pero cuesta creer que algunos segmentos de la sociedad (con sus diversos intereses), parezcan no querer enterarse… En fin, sigamos luchando!!!
Aprovechamos para invitaros a todos a pasar por nuestro blog: SiCarrilBiciMadrid https://sicarrilbicimadrid.home.blog/
Un abrazo y sigamos pedaleando por la infraestructura ciclista que nos merecemos. #CarrilBiciYA !!!!
Muchas gracias Sicarrilbicimadrid, aunque me repito más que el ajoaceite, en estos textos intento hablar de los temas más importantes que nos acucian como sociedad. Por eso detrás suelo enlazar con otros textos e incluir bibliografía. Para que el curioso tire del hilo….A partir de ahora os seguiré. Un abrazo a tod@s los amig@s de Pedalibre.
¡Vagamunda! No sabía de esta actividad tuya. Me parece magnífico y además escribes muy bien y muy certeramente. Me he suscrito y seguiré tus post con mucha atención. Un abrazo grande.
¡Ay Ferran! ¡Muchas gracias! Lo único que intento es recopilar y resumir todo ese trabajo ingente, valiosísimo e iluminador que se recoge en tu blog (https://ustednoselocree.com/) o en el de Turiel (https://crashoil.blogspot.com), o del propio Ricardo (http://movilidad-activa.blogspot.com) Exponer los problemas con mis palabras y ofrecer el cabito del hilo para que quien me lea tire y llegue a quienes tanto han estudiado y trabajado por la divulgación de las múltiples crisis ecológicas y la crisis energética. Muchas gracias y te mando un gran abrazo.
Grande vagamunda, grande compañera.
Aniversario de este grandísimo post que creo que hay que volver a darle visibilidad pues sigue de plena vigencia.
Para todos, ciclistas, ciclolistos,automovilistos y sobre todo para abrir los ojos a alguno que nunca se ha subido a una bici por la ciudad …
Muchas gracias amigo Luis, no me había dado cuenta que es su aniversario. Espero que tú y los tuyos estéis bien en estos días tan complicados. Un gran abrazo.