Soportal

¿Dónde abandono mi cuerpo
si no es en la ladera de tus hombros?

Si este afecto que te habita
y me habita es puro y digno.
Tus brazos soportal y este poema,
una ermita al amor, reconstruida
en aquella colina que ondeaba
sobre el trigo, las amapolas
y los sueños de aquellos días.

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