Donde reinabas

Quise compartir una tarde,
cuando el sol se volcaba sobre los
hombres y la luz me cegaba y
los violines eran pájaros de madera
y sus cuerdas, cantos.

Quise aproximar aquella tarde,
a esa otra tarde tuya,
pero tú no estabas y la
ausencia soplaba sobre
mis velas, arrastrándome por cielos
urbanos de antenas
y sueños colectivos,
de recodos solitarios y áticos
suspendidos en el aire,
donde reinabas tú y tú no
estabas.

Quise besar el centro,
el centro de tu misma vida
y tenerte, pero te desdibujabas ajeno.

Y entonces, los muros, los ladrillos
eras tú. Y su silencio, tu materia.

Valencia, 13 de septiembre del 1998

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